Debido a la práctica de este arte en diferentes culturas ancestrales, pudo registrarse en 1991 el tatuaje más antiguo del mundo encontrado hasta la fecha, por lo que probablemente se trate de una técnica más antigua a lo oficialmente datado. Este tatuaje perteneció a Ötzi, también conocido como el hombre de hielo, a quien así llamaron los que encontraron a este cazador neolítico, que quedó congelado hace aproximadamente 5.300 años. Contaba con la espalda y las rodillas tatuadas y fue hallado en un glaciar situado en la frontera de Austria con Italia. Los tatuajes consistían en puntos y rayas, desconociendo su significado, pero haciendo entender que se trata de una técnica milenaria. No se puede afirmar que sea el primer tatuaje realizado, pero si el de más antigüedad jamás hallado. De hecho, hay estatuas japonesas estimadas en unos 10.000 años que parecen representar a humanos con marcas de tatuajes, por lo que se puede intuir que el hombre de hielo no fue el primero, incluso otras personas de su misma tribu tendrían tatuajes, Ötzi fue un miembro más de la comunidad que tuvo la suerte de ser encontrado unos cuantos de miles de años más adelante en el tiempo y pudo servir como base para demostrar que el tatuaje es una práctica ancestral que ha estado ligada a la raza humana por diferentes motivos, ya bien sean tribales, religiosos o supersticiosos, durante casi la totalidad de nuestra existencia. Siguiendo con los hallazgos de momias tatuadas, años más tarde, en Siberia aparecerían otros cuerpos tatuados que datan de hace aproximadamente 2.500 años, en este caso los tatuajes si parecían representar animales, por lo que se puede apreciar que hay un significado más o menos profundo en esas marcas.
Igualmente, cuerpos de nativos en América del Norte, de hace 1.500 años aparecieron tatuados. Sin olvidarnos de las momias egipcias y sudamericanas, descubiertas con tatuajes. Las de América del Sur se estimaron en 3.000 años de antigüedad, mientras que las encontradas en Egipto se calcula que son de entre el 3.370 a.c. al 3.100 a.c., lo que supone unos 5.000 años aproximadamente. Sus marcas parecen estar enfocadas a la fertilidad en algunos casos, cerca del vientre y muslos de mujeres o en otros, representaciones de animales de la región.
Probablemente se realicen nuevos hallazgos en el futuro, ¿quién sabe? Lo que sí sabemos es que el tatuaje no ha parado desde entonces y ha seguido extendiéndose por todas las culturas y rompiendo barreras, tanto en sociedades más apegadas a las prohibiciones religiosas y su negativa a estas técnicas como en sociedades retrogradas en que se juzgaba a una persona tatuada como si de un criminal se tratase. Esta práctica ancestral ha sobrevivido y sobrevivirá pues es algo que nos ha acompañado por milenios. ¿Cuál será la evolución técnica? ¿Qué nuevos estilos marcarán tendencias? El tiempo hablará.